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Impulso a la economía digital

SERGIO LEHMANN Economista jefe, Banco Bci

Por: SERGIO LEHMANN | Publicado: Lunes 7 de febrero de 2022 a las 04:00 hrs.
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SERGIO LEHMANN

La economía digital se abre paso rápidamente a nivel mundial, reconociendo una aceleración en el último producto de la pandemia. Algunos países apostaron hace ya algunos años por hacer de la digitalización su eje de desarrollo, lo que les ha permitido destacar un nivel mundial por alzas en productividad y crecimiento económico. Entre esos países me parece ilustrativo examinar los casos de Estonia y Rumania.

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El primero comenzó rápidamente su modernización tras la caída de la Unión Soviética, proceso en el cual ha jugado un rol clave la alta calidad de su educación. Rumania, en tanto, era una economía que daba cuenta de rezagos importantes en su dinámica de desarrollo respecto a la mayor parte de sus vecinos europeos, resaltando una base agrícola de bajo valor agregado.

Ambos países adoptaron como estrategia para potenciar sus avances el dar un impulso a la economía digital, haciendo de las tecnologías de la información y comunicación un componente fundamental para su desarrollo.

Pues bien, el crecimiento promedio de estos países en los últimos diez años ha sido cerca del 4%, casi el doble que Chile en el mismo período. Detrás de ello se advierte una potente alza en la productividad total de factores, esto es, incluyendo capital y trabajo, que alcanzan 2% y 3% promedio anual en los últimos veinte años para Estonia y Rumania, respectivamente.

Envidiable, reconociendo que la productividad en Chile ha estado más bien estancada en la última década.

Si diéramos un giro en esa línea, la estimación de crecimiento de largo plazo de nuestro país -actualmente cercano a 2%- podría saltar y recuperar el 3,5% de hace unos diez años. Eso haría posible el sueño de alcanzar el desarrollo de aquí a las próximas dos décadas.

Reconociendo la necesidad de avanzar hacia una mayor digitalización que nos ponga a tono con las economías referentes en esta materia, es esencial incorporar un capítulo en esta línea en la nueva Constitución. Esa es la forma más efectiva de transformar este eje en un factor clave para el desarrollo de Chile. Para esos efectos, es importante capturar distintas dimensiones.

En primer lugar, garantizar el derecho de acceso a la conectividad de internet, abriendo un mundo de oportunidades para cada ciudadano. La alfabetización digital, en segundo lugar, es clave para integrar a todos los chilenos a la economía digital, en donde la banca, telemedicina, comercio, educación, entre otros, serán ejes fundamentales. Adicionalmente, el Estado debe avanzar rápido en su modernización y transformación digital, de forma de simplificar trámites y hacer más liviana la burocracia. Por esa vía se acercaría la relación entre la ciudadanía y el Estado, al tiempo que se harían más eficientes los procesos administrativos, impulsando así el avance de nuevos proyectos.

En definitiva, no sólo es importante mirar las estrategias y lecciones de países como Nueva Zelanda o Finlandia, que habitualmente se dan como ejemplos en distintos alrededores. Existen otras experiencias exitosas, con realidades más cercanas a la nuestra en términos de desarrollo, que debemos mirar con especial atención. Los desafíos que enfrentamos hacia las próximas décadas son exigentes y, en esa perspectiva, el camino de potenciar una economía digital resulta fundamental. Para no perderlo de vista, es importante que el concepto de "Chile digital" sea parte de nuestro marco constitucional, un paso que nos dejaría muy bien posicionados para los próximos 50 años.

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